Wednesday, June 24, 2009

LA ULTIMA RISA DE MARIO

Os voy a contar esta historia que paso ya hace mucho tiempo.

Mario era un joven alegre , el mayor de tres , tenia dos hermanas menores .
Su madre trabajaba en un mercado urbano y su padre, era un vendedor viajero que lo forzaba a ausentarse de casa por largos periodos de tiempo.

Mario asistía al mismo colegio donde era muy admirado por sus compañeros de curso, debido a su incesante alegría. Día a día llegaba a clases con nuevas bromas y su sentido de humor era inagotable.

Una vez hicimos un pacto, después que Mario revisara mis dibujos y le gustaran mucho. Decidimos producir una revista de caricaturas para la familia y tal vez para los amigos mas cercanos.

Nos juntábamos a discutir los temas, los personajes, los diálogos. Cada vez nos fuimos haciendo mas y mas cómplices en nuestra búsqueda de la fuente infinita del humor. Nos reíamos de todo, de nuestros padres, de los curas católicos y los sacramentos, de los amigos.

La revista nació y fue muy bien recibida todos. Yo hacia los dibujos y Mario les daba vida con sus comentarios y anécdotas. Los globitos de las historia eran inagotables.

Recuerdo por ejemplo que por ese tiempo habíamos cumplido ya 13 anos, y la curiosidad nos llevo a probar escondidos nuestro primer cigarrillo. Era la complicidad de la adolescencia y de trasgresión inocente de los limites.
Amigos en la culpabilidad y el riesgo.

El año 1973, fue un año difícil pues, el país se debatía entre la cordura y el crimen.
Los muros de la ciudad se llenaron de rayados que llamaban a detener la conspiración que se preparaba, mientras otros rayaban sus llamados a eliminar a los que apoyaban al gobierno.
Las huelgas se repetían cada día, y la prensa, su mayoría opositora al gobierno de aquel entonces, usaba sus programas para aumentar las tensiones que crecían día a día. Las vacaciones de invierno de ese ano comenzaron bien.

Nosotros acostumbrados a que los profesores nos agobiaran con tareas para ese periodo frío y lluvioso de mitad de ano, aun así, encontrábamos tiempo para seguir escribiendo y dibujando.
En ese tiempo esas vacaciones duraban tres semanas y eran en julio. Durante la primera semana de esas vacaciones estuve muy resfriado y caí muy enfermo en cama.

Abrigado y sin mayor entretención que mis lápices y cuadernos, esperaba angustiado la pronta mejoría para volver a mis andanzas, ver la calle, jugar con mis amigos.

Mariofue el unico que va a visitarme y hoy lo recuerdo, como si fuera solo ayer, caminando hasta mi casa con su abrigo gris y su bolso cruzado a la espalda.
Nosotros, muy niños entonces, vimos la oportunidad para continuar con nuestra misión; reírnos de medio mundo y elaborar nuestra revista con nuevas aventuras. Los personajes eran sacados de la realidad inmediata, que a veces representaban personajes cercanos a nosotros.

Nos reímos de nuestras historias tontas, nos reímos de nuestra miserable existencia, coloreando así el gris de ese invierno. Entre mi enfermedad y la visita de Mario ocurrió un milagro. Su humor me recupero la salud al instante y al día siguiente de su visita pude levantarme por primera vez.

Al siguiente día, ya mejorando leía en el living de mi casa matando las horas de esas interminables vacaciones cuando golpearon mi puerta. Yo alegre, pensando que ya Mario volvía a contarme su historia o a traerme algun dibujo nuevo que había inventado, abrí la puerta.

Era otro de mis compañeros de curso, quien serio me pidió entrar. Muy triste dijo que traía malas noticias;
Mario-me dijo-ha muerto.
Mi cómplice del humor, el mas alegre de mis compañeros de curso, se había quitado la vida la noche anterior.

Su madre se había enfadado con el y este en un arrebato de rabia y culpa , entro a su pieza, y cerro firmemente la puerta. Esa noche, cuando su padre volvió del trabajo y le pregunto a su esposa donde estaba su hijo , ella le contesto que Mario se había ido a su pieza enojado.

El padre, queriendo aclarar las cosas lo busco por la casa sin recibir contestación. Trato de abrir la puerta de la pieza pero no pudo. Usando toda su fuerza se lanzo contra ella para forzarla a abrirse y allí lo encontró; Mario se había colgado usando uno de los cinturones de su padre.

Sus funerales fueron muy dolorosos, pero allí en el ataúd, frente a los estudiantes de mi colegio, estaba Mario mas alegre que nunca.
Yo me exigía explicaciones, porque, como, para que y esas angustiosas cuestiones que le vienen a cabeza en momentos como ese. En un momento no pude mas y salí de la iglesia donde velaban su cuerpo. Tal vez un poco de aire fresco me dieran claridad.

Solo tenia una pregunta;
Como terminaría esta historia de humor negro? Que mas podría pasar? Mientras estaba en eso, algo muy fresco me recorrió de la cabeza hasta el cuello. Por un instante mire hacia arriba. Palomas friolentas se acurrucaban de los salientes del edificio de la iglesia .
Una de ellas voló en ese instante y estoy seguro que vi a Mario volar junto a ella. Entonces entendí; el que ríe ultimo pensé, ríe mejor.
La sensación en la cabeza, era solo un poco de mierda de paloma y nada mas.

1 comment:

MARXO said...

Recuerdo a Mario, su ultimo cuento un siete. nunca supe, estaba dormido.

Marco